Narciso Busquets: el niño que nació actor.

Narciso Busquets: el niño que nació actor.

© Agrasánchez Film Archive, 2013.

Narciso Busquets.

Narciso Busquets.

Se dice que un artista nace, no se hace. Narciso Busquets nació actor; heredó el talento histriónico de su padre, Joaquín Busquets, así como su magnífica voz.  Heredó también el amor al estudio de su familia paterna y el espíritu de trabajo y constancia.

Aparte de su natural talento, el actor necesita vivir mucho para que sus interpretaciones sean auténticas. Narciso a los ocho años ya había vivido y sufrido mucho; eso quedó de manifiesto en sus personajes como actor infantil.

El pequeño Busquets fue uno de los más destacados niños actores en la historia del cine mexicano. Fue pionero del cine sonoro en nuestro país, ya que comenzó su carrera en 1932; contaba entonces con menos de tres años de edad.

No se puede hablar de Narciso Busquets sin hacer referencia a su padre, Joaquín. Su relación de padre e hijo fue muy estrecha y el infortunio los unió todavía más, tanto en lo emocional como en lo profesional.

Narciso Busquets Zárate fue hijo de Joaquín Busquets Padrosa y Enriqueta Zárate de Busquets. Joaquín fue un reconocido actor de teatro y cine en México, hijo a su vez del dibujante y profesor español Narciso Busquets Trobat, nacido en Sant Feliu de Guixols, Girona, Cataluña, España, en 1870. Don Narciso llegó a México en 1906 y se estableció con su familia en Guadalajara, Jalisco. Los Busquets eran miembros entusiastas de la colonia española en dicha ciudad.

Joaquín tenía una hermana, Mercedes, profesora de escuela y cantante amateur. Ella fue nacida en España también, en 1904. De Joaquín no se conocen ni la fecha ni el lugar de nacimiento. Algunas fuentes afirman que nació en 1875, lo cual es del todo inexacto; el actor era galán joven a mediados de la década de los 1930s.

No se sabe en qué momento el joven Joaquín decidió dedicarse al teatro. En una edición de El Correo Español de principios de la década de los veinte aparece un retrato suyo a pluma -posiblemente realizado por su padre- pero no se da más información sobre sus actividades.

Joaquín se casó con Enriqueta Zárate, joven actriz tapatía. Tuvieron dos hijos: Enriqueta y Narciso. Éste último dijo en entrevista haber nacido el 8 de septiembre de 1929. De su hermana se sabe que nació en Tijuana, Baja California y se da como fecha el 18 de agosto de 1929. Ambas fechas son incompatibles, evidentemente, pero no ha sido posible aclarar cuál es equivocada.

La familia Busquets Zárate se mudó a la ciudad de México y pronto Joaquín se convirtió en pionero del cine sonoro mexicano con su participación en Santa (Antonio Moreno, 1931). El actor fue también elegido como antagonista en la segunda producción mexicana sonora, Águilas frente al sol, realizada en 1932 y dirigida también por Moreno. En ella, su esposa Enriqueta y el pequeño Narciso tuvieron una participación episódica.

Enriqueta Zárate de Busquets y niño Narciso Busquets en 'Águilas frente al sol' (Antonio Moreno, 1932)

Enriqueta Zárate de Busquets y niño Narciso Busquets en ‘Águilas frente al sol’ (Antonio Moreno, 1932)

De ahí en adelante, la carrera de Joaquín Busquets fue en ascenso. Algunos cronistas cinematográficos le auguraban un brillante porvenir por su talento, voz y arrogante presencia. El actor sobresalía por igual en drama que en comedia.

Joaquín estaba en el apogeo de su vida profesional en 1935, ya con una veintena de películas en su haber. En ese año fue elegido para interpretar el papel protagónico en El misterio del rostro pálido por el director de la cinta, Juan Bustillo Oro; la filmación comenzó el 8 de julio de ese año.

Durante el rodaje de esta película, la vida de Busquets dio un giro irreversible: comenzó a tener problemas de la vista y en el aparato locomotor. Mucho se dijo que el actor estaba quedando ciego a causa de los reflectores usados en los sets; en realidad, sus problemas de salud fueron secuelas de una vieja enfermedad mal atendida. Bustillo Oro escribió a este respecto:

Me dijo [Joaquín] que al firmar el contrato ignoraba su estado. Que poco a poco lo descubrió en plena filmación…lo terminó [su papel] completamente ciego. Se negó, sin embargo, a que se le ‘doblase’, ni siquiera en las escenas en que tenía puesta la máscara.

Es mi último papel –me dijo suplicante-. Déjeme tratar de realizarlo íntegramente.[1]

Y así lo hizo Joaquín, con la dignidad y el profesionalismo que lo caracterizaban.

 Aparte de su precaria salud, Busquets sufrió otras desventuras en 1935. Primero fue la muerte de su querido padre y una seria enfermedad de su madre. Luego, la separación de su esposa, quien fue a establecerse en la frontera norte llevando consigo a su hija Enriqueta.

Joaquín quedó a cargo de Narciso, a quien quiso evitarle el dolor de compartir sus penalidades. Primero lo envió a Cuernavaca por una temporada y luego con los abuelos a Guadalajara. De una forma u otra, el chiquillo se dio cuenta de la enfermedad de su papá y ya no quiso separarse de él. Se convirtió en su compañero, guía y apoyo.

Contando con la ayuda de su hijo, Joaquín pudo de alguna manera retomar su carrera artística, aprovechando su magnífica voz en la radio. También en cine tuvo todavía algunas oportunidades, dos de ellas en plan estelar.

La primera se presentó en 1937, con la realización de La gran cruz (Raphael J. Sevilla). El guión fue especialmente escrito para Joaquín, quien interpretó a un militar que ha inventado una sustancia de importancia estratégica para su gobierno. Los enemigos del régimen lo secuestran para obtener la fórmula; al negarse el oficial a dárselas, ellos lo torturan, dejándolo ciego. Años después el héroe logra escapar del cautiverio, sólo para encontrarse con que su novia de la juventud tuvo un hijo suyo y, creyéndolo muerto, se está casando con su hermano. El hombre pretende quitarse la vida, pero la inesperada presencia del hijo que no conocía lo hace desistir de su propósito. El papel del niño lo hace Narciso y el encuentro entre ambos personajes es una escena de gran emotividad, en la que el pequeño ve al padre por primera vez, creyéndolo un desconocido. En ella, el niño revela su gran capacidad histriónica, al dominar sus sentimientos personales e interpretar su personaje en forma convincente.

Narciso Busquets, Joaquín Busquets y Elena D'Orgaz en 'La gran cruz' (Raphael J. Sevilla, 1937)

Narciso Busquets, Joaquín Busquets y Elena D’Orgaz en ‘La gran cruz’ (Raphael J. Sevilla, 1937)

Narciso siguió dando muestras de su talento histriónico con su papel en Allá en el Rancho Chico (René Cardona, 1937), una de las primeras películas para niños producida en México. En ella, el actor luce en su papel de niño rico y educado. Además de buen actor, Narciso era muy agraciado y tenía el don de conmover al espectador.

Narciso participó en varias películas antes de finalizar la década de los treinta. Entre ellas, recordamos El cobarde (René Cardona, 1938), en la que hace el papel del protagonista (Julián Soler) en su infancia. El niño, huérfano de un héroe de guerra, no siente inclinación por los juegos bélicos ni por la carrera militar y su madre –una verdadera valquiria- lo acosa constantemente para que “honre la memoria de su padre”. En El látigo (José Bohr, 1938), película de aventuras, interpreta a un mocoso rico y malcriado que desprecia a los internos de un hospicio. En algunas fuentes se enlista erróneamente a Pepito del Río como intérprete de este papel. Cabe mencionar que tanto Narciso como los otros niños actores a cargo de representar a José Bohr y Julián Soler en la infancia lograron captar muy bien la esencia de sus personajes y los gestos de sus contrapartes adultas.

En 1938, Joaquín Busquets tuvo una nueva oportunidad estelar: el papel de un compositor ciego en Una luz en mi camino, producida y dirigida por su amigo José Bohr. El guión fue escrito por el propio Busquets. En la historia, el compositor lleva una vida modesta en un pueblo donde es bien estimado; Narciso hace un papel similar a su vida real de esos años: es el guía y compañero de su padre. Cuando la muchacha de quien está enamorado el compositor (Consuelo Frank) va a buscar fortuna como cantante en la capital, éste y su hijo van tras ella. Pasan toda clase de vicisitudes hasta que el compositor alcanza el éxito gracias a la cantante, pero ésta se ha enamorado de otro. Para esta cinta, los participantes aportaron su trabajo en forma gratuita porque la película se hizo en beneficio de Joaquín y Narciso. Entre ellos estaban doña Virginia Fábregas, Miguel Arenas, Carmelita Bohr, Pedro Armendáriz, Elena D’Orgaz y Manolo Fábregas. En una escena en que la cantante se presenta en el Palacio de Bellas Artes, se contó con un gran contingente de actores, directores y productores de cine que acudieron al teatro para apoyar la causa. Narciso destaca en su papel de hijo abnegado.

Atrás, Consuelo Frank y Pedro Armendáriz; en el frente, Joaquín y Narciso Busquets en la escena final de 'Una luz en mi camino' (José Bohr, 1938)

Atrás, Consuelo Frank y Pedro Armendáriz; en el frente, Joaquín y Narciso Busquets en la escena final de ‘Una luz en mi camino’ (José Bohr, 1938)

Todavía habrían de verse juntos en pantalla el padre y el hijo una vez más, aunque en una participación episódica, en La venganza del Charro Negro (Raúl de Anda, 1941), en la que Joaquín interpreta a un hombre a quien el villano dejó ciego; Narciso interpreta a su hijo y guía.

El pequeño Busquets inició la década de los cuarenta con el pie derecho en lo profesional, aunque seguía sufriendo por la enfermedad progresiva de su padre. En 1941 obtuvo un papel de cierta relevancia en la gran comedia ranchera Ay, Jalisco, no te rajes, dirigida por Joselito Rodríguez. Al año siguiente interpretó el papel de ‘Manuel’ niño (interpretado como adulto por Jorge Negrete) en Historia de un gran amor, dirigida por Julio Bracho. En esta cinta llevó el quinto crédito y su magnífica actuación le valió recibir un premio otorgado por la Unión de Periodistas Cinematográficos de México. Un aspecto muy interesante de su interpretación es que, siendo el personaje central en la primera parte de la historia, Narciso tiene pocos diálogos y sus líneas son en general muy cortas. Su actuación consiste casi totalmente en lenguaje corporal, gestos y miradas; movimientos frente a la cámara. El pequeño actor comunica sus emociones y casi sus pensamientos sin necesidad de hablar. La escena en que el ‘Padre Trinidad’ (Domingo Soler) logra que ‘Manuel’ llore al fin por la trágica pérdida de su padre es de una naturalidad conmovedora.

Narciso Busquets recibiendo el premio de la Unión de Periodistas Cinematográficos de México por 'Historia de un gran amor' (Julio Bracho, 1942)

Narciso Busquets recibiendo el premio de la Unión de Periodistas Cinematográficos de México por ‘Historia de un gran amor’ (Julio Bracho, 1942)

Ese mismo año, Narciso obtuvo sus dos primeros papeles estelares. Uno en Los dos pilletes, llevando como coestelar a Leopoldo Polito Ortín; el otro en Dulce madre mía. Ambas cintas fueron dirigidas por Alfonso Patiño Gómez y sus guiones se basaron en historias bien conocidas de la literatura europea. Los dos pilletes fue adaptación del trabajo homónimo de Pierre Decourcelles, mientras que Dulce madre mía lo fue del clásico De los Apeninos a los Andes, de Edmundo de Amicis. Ésta última fue adaptada para los públicos de habla española; el niño protagonista viaja de España a México en busca de la madre perdida, en el tiempo de la Guerra Civil. La actuación de Narciso en ambas películas recibió elogios.

Joaquín Busquets todavía tuvo oportunidad de festejar el triunfo de su hijo, pero no habría ya de vivir por mucho tiempo. Falleció en la ciudad de México el 4 de diciembre de 1942, dejando al niño en la orfandad, a cargo de su tía Mercedes.

Eduardo Fernández, ingeniero de sonido, Joaquín y Narciso Busquets y Lic. Carlos Carriedo Galván en la celebración de la Semana Cinematográfica de 1942

Eduardo Fernández, ingeniero de sonido, Joaquín y Narciso Busquets y Lic. Carlos Carriedo Galván en la celebración de la Semana Cinematográfica de 1942

Hortensia Elizondo escribió una nota luego del fallecimiento del actor:

El gran actorcito Narciso fue la luz de la esperanza para el infortunado Joaquín. Sus actuaciones, cada vez mejores, le valieron ventajosos contratos de las productoras y eso vino a ser la salvación de la miseria en que los sumió la desgracia. Narciso ganó lo suficiente para afrontar la dolorosa situación.

 Ahora, ese niño, sostén de su padre, ha quedado huérfano. Joaquín acaba de morir en el más inexplicable abandono. Su muerte apenas si mereció una línea de la prensa y a su entierro acudió sólo un escaso grupo de antiguos amigos.

 Que descanse en paz el infortunado Joaquín y que ese niño de once años, Narciso, a quien ahora ofrecen protección varios productores, encuentre consuelo por tan triste pérdida…[2]

El abandono de que hablaba la periodista Elizondo en su nota no era del todo cierto. En los años que siguieron a la pérdida de vista de Joaquín Busquets, las revistas de cine le dedicaban notas afectuosas y los cineastas/productores Raúl de Anda, Raphael J. Sevilla y José Bohr lo apoyaron en la medida de sus posibilidades.

Luego de su fallecimiento, se habló de que René Cardona Sr. pretendía adoptar a Narciso, pero esto no pasó de ser un rumor.

En 1943, el jovencito volvió a trabajar bajo la batuta del cineasta Bracho en Distinto amanecer, en el papel de hermano de la protagonista (Andrea Palma). Para entonces estaba ya en la adolescencia. Fue en las instalaciones de Films Mundiales que Narciso celebró su cumpleaños número catorce.

Julio Bracho, Narciso Busquets, Emilio Fernández y Agustín Fink celebrando el cumpleaños del jovencito en las oficinas de Films Mundiales, en 1943.

Julio Bracho, Narciso Busquets, Emilio Fernández y Agustín Fink celebrando el cumpleaños del jovencito en las oficinas de Films Mundiales, en 1943.

Mario Zavala T. entrevistó a Narciso en noviembre de 1943. Dijo haberlo encontrado casualmente cuando pasaba por las calles de Tolsá y vio al actor “recostado en uno de los árboles del jardincillo, concentrado en sus estudios”. Reproducimos aquí parte de dicha entrevista:

[Narciso habla de la enfermedad de su padre]

-Mi más grande alegría –nos dice- fue cierta vez que lo acompañé a ver a un médico que le habían recomendado mucho. Durante el tiempo del examen sufrí horriblemente. A cada momento quería descubrir en las palabras del médico su opinión; pero al mismo tiempo la temía mucho. Al fin terminó y lleno de optimismo le aseguró a mi padre que en unos meses le devolvería la vista. ¡Qué alegres nos sentimos los dos!

Todos sabemos el fatal desenlace de este falso optimismo del médico. En los ojos del joven actor descubrimos el brillo tierno del llanto contenido y nos apresuramos a cambiar la conversación.

-Narciso, ¿Te gustan los estudios?

Me encantan. Yo quisiera estudiar siempre y lo hago cada vez que el cine me deja tiempo. Tengo en la casa un buen maestro, el licenciado Francisco García Mancera, ya que mi trabajo no me permite ir regularmente a la escuela. Con su ayuda he conseguido presentar mis exámenes hasta el segundo año de Secundaria.

-¿……..?

-De las ciencias la que más me gusta es la Botánica. Eso no quiere decir que no estudie con gusto otras como la Gramática, las matemáticas, el inglés…Y de las lecturas, me encantan las novelas de Julio Verne; tengo toda la colección de sus obras. Los periodiquitos, esos de historietas, me parecen sumamente tontos y nunca los busco; prefiero leer mis libros que perder el tiempo con esas cosas.

Y pasamos como es obligado a hablar de cine. Pero esto también nos lleva primero a sus estudios y lecturas.

-Es Morelos- nos dice, el héroe nacional que más me entusiasma. He leído su biografía varias veces y quisiera que como él tuviésemos algunos mexicanos tan arraigado el cariño a la libertad y a los humildes. ¡Por eso me sentí feliz cuando se me encomendó representarlo en su niñez! ¡Yo fui Morelos aunque fuera en ficción y por unos momentos!

-¿…….?

-No tengo preferencias por ningún actor nacional. Los aprecio a todos por igual; pero admiro la calidad de artistas de Domingo y Fernando Soler. Entre las mujeres, me gustan mucho Gloria Marín, Dolores del Río y Andrea Palma, con la que acabo de hacer una película, ‘Distinto amanecer’. Y entre los directores siento un verdadero cariño por Julio Bracho que ha sido conmigo muy gentil y amigo. Él me ha ayudado mucho en mi trabajo.

-Pero, Narciso, ¿Te gusta mucho el cine?

Sí, me gusta mucho y quisiera hacer en él todo lo que mi padre soñó hacer. Creo que debo ser una continuación de él mismo y por eso me afano mucho en estudiar mis papeles. Además, confío en que el cine me permitirá realizar mi más grande aspiración.

-¿Cuál es ésta?

-Usted sabe que en la familia mi tía Mercedes Busquets y yo. Pues bien, mi ambición es poderle ser útil a mi tía; poderle proporcionar todo lo que necesite y comprarle una casita para que viva conmigo durante su vejez.[3]

 Y el gran actor infantil Narciso Busquets cumplió su promesa.

Narciso Busquets dedicado al estudio (noviembre 1943), foto Farías.

Narciso Busquets dedicado al estudio (noviembre 1943), foto Farías.

Fuentes:

Bustillo Oro, Juan. Vida cinematográfica. México, 1984, Cineteca Nacional.

Cinema Reporter 1942-1943, México.

Filmográfico 1932-1938, México.

Novelas de la Pantalla 1940-1943, México.

El Demócrata, México, D.F., 1923-1925.

Películas:

El vuelo de la muerte

La gran cruz

Allá en el Rancho Chico

Los bandidos de Río Frío

La casa del ogro

El cobarde

Hombres de mar

El Látigo

Una luz en mi camino

Refugiados en Madrid

Corazón de niño

Don Juan Manuel

La venganza del Charro Negro

Dulce madre mía

Historia de un gran amor

 Archivos:

National Archives and Records Administration: Border Crossings from Mexico to the U.S. 1897-1957.

 Registro Nacional de Extranjeros en México.


[1] Juan Bustillo Oro, Vida cinematográfica. México, Cineteca Nacional, 1984, p. 146.

[2] Hortensia Elizondo, “El cine en México”, La Prensa, San Antonio, Texas, diciembre 20, 1942, p. 11.

[3] Mario Zavala T., “Narciso Busquets: la herencia de un padre”, Cinema Reporter, Año 6, No. 277, noviembre 6, 1943, pp. 14 y 15.